En mi opinión el más grande, revolucionario y renovador concilio que ha tenido la Iglesia Católica desde su fundación ha sido el Concilio Vaticano II. Y digo esto no tanto por sus documentos, sino por el espíritu que logró imbuir en la Iglesia. Otros concilios definieron mejor aspectos concretos de la fe, pero éste supo infundir un nuevo espíritu.Y por supuesto ningún mérito más grande que la gran y formidable reforma litúrgica. Los que denuestan a ese gran concilio lo hacen por los excesos que después muchos curas cometieron en su nombre.Y ciertamente los excesos fueron muchos y terribles, porque no se puede hacer daño a la gente sencilla en algo tan sagrado como la fe o la liturgia. Hirieron a muchas almas sin ninguna piedad. El ánimo de no pocos sacerdotes recién ordenados no fue el de hacer las cosas con tacto, sino el de escandalizar lo máximo posible. Podría contar infinitas anécdotas e historias de esos años sólo de las parroquias por las que he pasado. Ahí está el verdadero origen de la reacción conservadora posterior que ha estado latente durante varios decenios y que ahora parece que echa sus tallos ya fuera de la tierra.Pero quiero recordar a esos nostálgicos de tiempos pasados, que la imagen mejorada que tienen de esa época, pasa por encima infinidad de detalles que fueron los que hicieron necesario ese concilio.Para empezar la Iglesia no está ligada a ninguna estética, ni en sus templos, ni en sus vestimentas, ni en su liturgia. Me admira este afán por lo barroco que algunos jóvenes muestran. El barroquismo y la ampulosidad es sólo una pequeña etapa temporal de esa sucesión secular que es la liturgia.Por otra parte, es indudable que el Vaticano II introdujo una frescura en las relaciones internas de la Iglesia. Antes, los aspectos formales habían ido creciendo hasta resultar cada vez más asfixiantes. Esas imágenes de grandes capas de varios metros, mucetas de armiño y toda esa parafernalia eran expresión de un espíritu, de un modo de ver y entender la Iglesia que, sin duda, nos acercaba más a los fariseos que a los pobres pescadores fundadores de nuestra Iglesia. Baste ver algunos libros de moral y manuales de confesores para darse cuenta de que habíamos errado el curso notablemente en algunos puntos. La moral adquirió tintes rígidos y rigoristas. El tono amoroso de Jesús de Nazareth quedaba muy oculto bajo algunos esquemas morales expresión de una época no solo moral, sino también puritana.La nueva liturgia fue expresión de un nuevo espíritu.Todos saben que me gusta el fasto en la liturgia, la grandiosidad de los pontificales, pero ese gusto no está reñido ni con la sencillez, ni con la simplicidad. Cuando hacemos de los aspectos accidentales de la liturgia motivo de agrio enfrentamiento, nos estamos desviando. La liturgia cuanto más bella mejor, pero no olvidemos que es un servicio, un modo de servir a los hombres a través del culto a Dios. Por lo tanto no ha de convertirse en un motivo de lucha e insatisfacción.Quiero acabar con una conclusión. La Iglesia puede evolucionar de muchas maneras, todos los caminos están abiertos. Pero de lo que estoy seguro es que el futuro no está ni en el tradicionalismo ni en la iglesia roja de Vallecas. El futuro no está ni en machacar una sacrosanta tradición por el afán de ser modernos, ni en idolatrar la tradición. La Iglesia no sólo avanza, sino que también evoluciona. Evoluciona sin cambiar el mensaje de Jesús, evoluciona fiel a sus orígenes. Y los orígenes pueden ser mucho más revolucionarios de lo que algunos amantes de lo barroco se imaginan.Petrificar es un bello infinitivo que también tuvo un pretérito imperfecto.
Mañana si Dios me da salud, haré una apólogía de la Misa del Vaticano II frente a los que la atacan.
Ocurrencias durante la misa III
Hace 5 meses
Hola Padre.
ResponderEliminarA veces sus escritos me parecen maravillosos, a veces bastante feos y muchas veces concuerdo en parte y disiento en parte. Es el caso de esta entrada. Comento sólo una frase, la cual, al menos creo que debe ser explicada: "la Iglesia no está ligada a ninguna estética, ni en sus templos, ni en sus vestimentas, ni en su liturgia". En cierto sentido sí podemos decir que "está ligada". Sucede esto con el canto gregoriano, por ejemplo, al cual la Iglesia le da primacía sobre cualquier otra música litúrgica. El mismísimo Vaticano II lo hace.
La liturgia tan hermosa como siempre, sin embargo no devemos olvidar lo verdaderamente importante la alabanza a Dios y que su mensakje se transmita, y esto puede wser muy efectivo con las cosas más sencillas que tengamos, sin embargo siemre es bueno lo elegante y vistoso para que no se nos olvide lo importante que es Dios
ResponderEliminarPadre pero ¿cómo una puede confiar que ésta fue una gran reforma liturgica? ¿cómo uno puede confiar en eso, si ya se sabe que participaron dentro del concilio Obispos Masones? ¿cómo uno puede confiar que esa reforma está inspirada por el Espiritu Santo? ¿cómo uno puede confiar que es una gran reforma si quitaron la Oración de San Miguel al final de la Eucaristía? ¿cómo se puede confiar que ésto fue una gran reforma liturgica si participaron expertos protestantes en el mismo concilio?
ResponderEliminarSi que estoy muy de acuerdo, Padre, en ese punto que no se ahoga en la tradición ni tampoco reniega de su esencia. Sin olvidar las raices de nuestra EUCARISTIA...ni el contnido claro está, hemos de estar evolucionando en parte con los tiempos, para que no nos anquilosemos y nuestra tradición entre en un impase muerto y de patrones.
ResponderEliminarMe gusta su Blog, y con su permiso me he hecho seguidora.
UN ABRAZO DESDE EL CORAZON DE CRISTO.
Carmen de Barcelona
concienciaprimordial.blogspot.com
en el concilio vaticano II desecharon una tradicion bellisima de casi 2000 años por una ceremonia cansina, soporífera, vulgar y profana, luego se preguntan por qué no va gente a las iglesias, o por qué se convierten al islam atraidos por sus formulillas en arabe que lo hacen sentir una religion antigua y misteriosa y atrayente aunque es maligna y nada espiritual.
ResponderEliminarPor cierto, la musica que actualmente hay en las iglesias es una porquería comparada con obras maestras como las de Palestrina, Allegri o los cantos Gregorianos.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=zeKvNxYMDxE
http://www.youtube.com/watch?v=nn5ken3RJBo
"I DON'T BELIEVE IN GOD. but i am thankful for people that do only because some of the world's most beautiful music [this piece included] would not exist if not for their belief in god.
MUSIC LIKE THIS ALMOST MAKES ME BELIEVE, it's that beautiful."
Por el bien de la Iglesia, el concilio vaticano II debe ser prohibido para siempre. Para mí es como la herejía Anglicana de Enrique VIII.
Amadísimo Jesucristo: siento dolor y coraje de mis pecados y también los de los demás, porque es a Tí al que ofenden. Sé que el enemigo no descansa, y también lamentablemente hasta a tus ministros ha tentado. Dales lucidez, Señor y cúbrelos con Tu Preciosísima y Santísima Sangre para que puedan discernir al espíritu del mal y examinen lo que de su boca saldrá, porque ellos son líderes que llevan arrastrando a muchos, a lo bueno o a lo malo.
ResponderEliminarAmadísimo: en qué momento se nos ocurrió pensar que Tú, El Eterno, cambias? que lo que dijiste a nuestros antepasados ahora está pasado de moda?
Todo pasa Señor mío, pero Tu amor, tus enseñanzas y TU PALABRA, no pasarán.
Buenas noches:
ResponderEliminarSe que llego un poco tarde a comentar, pero no quiero dejar de hacerlo ahora que encuentro este blog y estos comentarios.
Soy sacerdote formado bastante despues del Concilio Vaticano II; y me duele muchisimo ver como muchos fieles caen en un error básico...condenar todo el concilio por unas cuantas personas que lo han malinterpretado o profanado...la liturgia celebrada conforme al misal del beato Pablo VI es de una riqueza y antiguedad extraordinarias, y bien celebrada es bellisima en su sencillez y solemnidad; y recupera algo esencial en los primeros siglos de la Iglesia, mucho antes del Concilio de Trento, la gran riqueza de la variedad de las plegarias eucaristicas y de los formularios de celebraciones; pero insisto, me duele que muchas personas acusen hoy de herejia la liturgia del Vatcano II solo porque hay sacerdotes que se han saltado y se saltan a la torera las normas del Concilio, pero eso no da derecho a condenar esta liturgia porque algunos no sean obedientes.
Me duele muchísimo ver que muchos fieles de nuestras parroquias no solo están volviendo a un barroquismo, como dice el P. Fortea, sino que estan cayendo en el lefevrismo, que es un cisma, por cierto, sobre todo porque argumentan solo con la tradicion establecida por el Concilio de Trento, pero no ven más allá de Trento, y ese santo concilio se produjo en el s. XVI...la Iglesia llevaba celebrando la Divina Liturgia más de 1500 años antes de Trento, y el propio concilio de Trento acabo con muchas cosas que formaban parte de la tradicion de la Iglesia...y nadie acusa a Trento de concilio hereje ni modernista ni nada parecido, como si pasa ahora con el concilio Vaticano II.
Por favor, pidamos a los sacerdotes que celebren bien la Divina Liturgia según su propio rito, en nuestro caso, las dos formas del rito romano, y seremos capaces de aprender de la riqueza de ambas formas, la extraordinaria con la solemnidad del latin y el canto gregoriano, y la forma ordinaria con la riqueza de sus 14 plegarias eucaristicas recuperadas de antiquisimos textos de la Iglesia, desconocidos hasta hace pocos años y que sostuvieron la fe de nuestros antepasados en los primeros siglos de la Iglesia.
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