sábado, 9 de abril de 2011





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  1. LAUDES
    (Oración de la mañana)

    INVOCACIÓN INICIAL

    V. Señor, abre mis labios
    R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

    INVITATORIO

    Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

    Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

    Venid, aclamemos al Señor,
    demos vítores a la Roca que nos salva;
    entremos a su presencia dándole gracias,
    aclamándolo con cantos.

    Porque el Señor es un Dios grande,
    soberano de todos los dioses:
    tiene en su mano las simas de la tierra,
    son suyas las cumbres de los montes;
    suyo es el mar, porque él lo hizo,
    la tierra firme que modelaron sus manos.

    Venid, postrémonos por tierra,
    bendiciendo al Señor, creador nuestro.
    Porque él es nuestro Dios,
    y nosotros su pueblo,
    el rebaño que él guía.

    Ojalá escuchéis hoy su voz:
    «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
    como el día de Masá en el desierto;
    cuando vuestros padres me pusieron a prueba
    y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

    Durante cuarenta años
    aquella generación me repugnó, y dije:
    Es un pueblo de corazón extraviado,
    que no reconoce mi camino;
    por eso he jurado en mi cólera
    que no entrarán en mi descanso»

    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre,
    por los siglos de los siglos. Amén

    Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.

    Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
    alumbra lo más hondo de las almas,
    en tanto que la noche retrocede
    y el día sobre el mundo se levanta.

    Junto con este favorable tiempo
    danos ríos de lágrimas copiosas,
    para lavar el corazón que, ardiendo
    en jubilosa caridad, se inmola.

    La fuente que hasta ayer manó delitos
    ha de manar desde hoy perenne llanto,
    si con la vara de la penitencia
    el pecho empedernido es castigado.

    Ya se avecina el día, el día tuyo,
    volverá a florecer el universo;
    compartamos su gozo los que fuimos
    devueltos por tu mano a tus senderos.

    Oh Trinidad clemente, que te adoren
    tierra y cielo a tus pies arrodillados,
    y que nosotros, por tu gracia nuevos,
    cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén

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